En una entrada anterior habíamos comenzado a desgranar alguna de las partes de nuestra metodología, empezando por el equipo que está presente en una sesión y sus roles principales.
En esta ocasión, queremos describir un poco el proceso previo a cualquier proyecto de Entrecanes, es decir, los pasos iniciales y necesarios antes de la primera sesión.
Fundamentalmente hay dos formas de que iniciemos una intervención con uno o varios usuarios, bien es la propia Asociación la que propone a centros o entidades sus servicios o bien es directamente la entidad o el usuario particular el que se pone en contacto con nosotros.
En el caso de nuestras propuestas, existe un trabajo previo ya elaborado que es el que nos permite presentar estos proyectos a sus posibles beneficiarios, y la experiencia y el conocimiento de Entrecanes son los que indican que existen posibilidades de que esta intervención sea beneficiosa, al margen de que siempre haya que realizar una evaluación inicial, punto sobre el que volveremos y con el que cerraremos esta entrada, Si son ellos los que se ponen en contacto con nosotros, debemos realizar una serie de pasos para verificar que la intervención es factible, para ver que la intervención puede encajar o informar de que no es posible llevarla a cabo.
Hagamos hincapié en este punto. No podemos hacer todo lo que nos proponen, y tenemos que tener la ética y la profesionalidad para delimitar nuestro trabajo, informando siempre con honestidad a los posibles usuarios. Y el punto de partida es la definición de objetivos, la finalidad de la intervención.
Esta definición es variada en sus formas de presentación. Puede ser un proyecto de una entidad con objetivos estructurados o la petición de un centro porque "ya no saben que hacer con un grupo de chavales". Es parte de nuestro trabajo analizar esta demanda y generar esos objetivos si no son explícitos, o al menos trazar un plan de intervención para delimitar dichos objetivos. De esa definición de objetivos deviene el tipo de intervención y el profesional que tiene que llevarla a cabo.
Vamos a poner dos ejemplos de proyectos que ahora mismo no podemos hacer. Existe desde luego la fisioterapia asistida con perros y con otros animales, desde luego tiene beneficios, pero Entrecanes no tiene un fisioterapeuta en su equipo, por lo que en principio no podríamos llevar a cabo un proyecto cuyos objetivos son una rehabilitación física o trabajos que solo podría llevar a cabo un fisioterapeuta. Si podríamos colaborar con el fisioterapeuta de un centro y coordinar objetivos y/o actuaciones, pero este es un punto que bien merece un post específico.
Sí contamos en la Asociación con psicólogos generales sanitarios, formados en IAA. Pero no tienen experiencia y/o formación en absolutamente todas las áreas de la intervención psicológica. Si mañana nos llaman por ejemplo, para colaborar en psicología de emergencias, nuestro equipo tendría que formarse en este ámbito concreto, analizar si las IAP pueden aplicarse en este contexto, etc. Además, entraría en juego el área canina, valorando si el bienestar animal puede garantizarse en este contexto, qué adiestramiento o protocolos adicionales son necesarios, etc. De nuevo no nos malinterpretéis, esta claro que se involucran perros en este tipo de situaciones, y debemos suponer que se cumplen todas estas variables, pero Entrecanes no las ha llevado a cabo a día de hoy. Si dentro de un tiempo anunciamos que podemos ofrecer este tipo de proyectos es porque hemos dado todos estos pasos con éxito.
Si tenemos el profesional adecuado, con la formación requerida, y los objetivos pueden abordarse con garantías en una intervención asistida con perros, pasaremos a analizar las características de la intervención concreta y su relación con los objetivos inicialmente marcados.
¿Dónde se va a realizar la sesión? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Con cuántos usuarios?
Estas preguntas deben estar respondidas antes de la primera sesión, y deben ser acordes con los objetivos planteados. Hagamos un inciso de "mundo real". Las intervenciones asistidas con perros cuestan dinero, y este es un factor que lamentablemente condiciona muchos de los proyectos que llevamos a cabo. Si un centro sólo dispone de presupuesto para cuatro sesiones (después de hacer encaje de bolillos, en la mayoría de los casos) los objetivos no pueden ser "trabajar las emociones, la comunicación, las habilidades sociales y la correcta gestión de conflictos". Sencillamente no hay tiempo material para tratar adecuadamente todos esos aspectos. Es nuestra responsabilidad adecuar esos objetivos al tiempo del que disponemos.
Si por el contrario el proyecto es indefinido, empezaremos con unos objetivos iniciales a trabajar, definiremos una periodicidad adecuada de evaluación del grado de consecución de esos objetivos, y redefiniremos objetivos al final de cada uno de esos periodos para el siguiente periodo de trabajo.
Toda esta información previa debe ser analizada tanto por el área de intervención como por el área canina de Entrecanes. El bienestar animal debe estar garantizado en todos los proyectos, así como la seguridad de todos los participantes. Los guías caninos de Entrecanes evalúan posibles incidencias en cuanto al lugar, el perfil de los asistentes y su número, y otras variables que pueden aparecer en la sesión. A los centros nuevos siempre acuden los perros más veteranos, aquellos que ya tienen experiencia en todo tipo de situaciones (y nosotros tenemos experiencia sobre sus reacciones) y que sabemos que pueden gestionar adecuadamente situaciones más diversas.
Todo este proceso desemboca en la primera sesión o sesión de evaluación. Esta sesión es imprescindible para corroborar los datos obtenidos en la fase previa, eliminar posibles errores de comunicación en esa obtención de datos, reajustar objetivos iniciales, y para medir cuestiones que creemos no se pueden medir más que en contexto real de intervención. La más importante de estas cuestiones es la motivación de los usuarios por el perro.
¿Qué queremos decir con motivación? Pongamos algunos ejemplos, y vamos a usar motivadores distintos a los típicos de recompensa directa (no me gusta trabajar, lo hago por dinero que es mi motivador). Hay personas que se aburrirían enormemente corriendo durante media hora (aunque saben que es bueno para su salud, su bienestar, etc.) Pero están encantados de correr 45 minutos si es mientras escuchan en sus cascos su música favorita. Otra gente odia conducir, pero se hacen 500 kilómetros con gusto si es para irse de vacaciones, a ver a sus amigos o una fiesta que les encanta. Y por último, ¿quién no hace cosas que no le apetecen para agradar, para complacer, por reciprocidad a alguien que es importante para uno? Y lo mejor de todo, que acaba descubriendo que le gustan aunque el origen fuera totalmente externo a uno. En todos estos ejemplos la tarea no cambia, se puede decir que "sigue sin gustarnos", pero introducimos un elemento adicional que la torna mas agradable, placentera incluso.
De la misma forma tiene que actuar la presencia de un perro de intervención. Si tenemos que reducir al esqueleto que son las IAA, diríamos que es un profesional formado llevando a cabo la misma intervención para la que se ha formado, con el PLUS de la participación de un perro de intervención. Esa es la palabra mágica. La presencia, la participación del perro tiene que ser un plus, un elemento extra a la intervención que se llevaría a cabo sin él.
Si hay miedo, rechazo, o simplemente indiferencia hacia el perro, probablemente ese usuario se beneficiará más de otro tipo de intervención.
Si todos los parámetros definidos en este post se cumplen, podemos seguir adelante con la intervención. Nuestros siguientes posts intentarán fijarse en lo que va sucediendo a lo largo de un proyecto, centrándose en los roles de cada de los integrantes del equipo de Entrecanes.
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